sábado, 27 de enero de 2007

Mientras los espero, leo...


Debo confesar que leer Unamuno con un títere de dedo feliz al lado... lo suaviza todo. Estos entes de realidad y ficción que se confunden son maravillosos. Me puse a pensar en el personaje de Augusto y en el mismo Unamuno y la mismísima posibilidad de ser asesinada por un personaje, por una ficción o, también, en esto de ser yo misma una ficción.
"(...) Hasta que se llora de veras no se sabe si se tiene o no alma"
Y, sí... Niebla moviliza me dijeron una vez en Platón (sí, ir a Platón tiene más onda que ir a Sócrates, aunque los dos están bien si se trata de evitar los bares de Filo). Pero nunca pensé que tanto. No sólo moviliza, conmueve, destroza, desarma. Si con Del sentimiento trágico de la vida teníamos demasiado, ahora todo se vuelve difuso. Les dejo esto último que concuerda con mi idea acerca del lenguaje y que me trae recuerdos, además, de un poema de Pizarnik que decía algo así: Todo lo que se puede decir es mentira, el resto es silencio, sólo que el silencio no existe. El lenguaje como puesta en ficción, como máscara, escenario y nosotros mismos como seres de ficción. Y Unamuno remata:
"No hacemos más que mentir (...). La palabra se hizo para exagerar nuestras impresiones y sensaciones todas. No hacemos sino representar cada uno su papel. (...) Nadie sufre ni goza lo que dice y expresa, y acaso cree que goza y sufre; si no, no se podría vivir. En el fondo estamos tan tranquilos. No mata más que el dolor físico. La única verdad es el hombre fisiológico, el que no habla, el que no miente"
Volvemos al cuerpo, verdad y esencia de todo. Lo que no dice el cuerpo, no existe. Lenguaje real y consistente, coherente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre la filosofia del lenguaje que sostiene que el mundo sólo es aprehensible a través del lenguaje, si lo podemos nombrar, existe, si no, no existe; y si sólo podemos hablar con mentiras, pues el mundo es ficción

¿Dónde estará la vida sin palabras? tal vez en los ojos de una que yo me conozco...

Anónimo dijo...

Siempre que, con palabras, se lo diga todo, será imposible. Concuerdo con nadie. La vida sin palabras siempre está en los ojos de una mujer.